Siempre se dice que por algo se empieza, y es que a pesar de que pasen los años nunca olvidaré a mis primeros alumnos, a los que me abrieron los ojos y me ayudaron a darme cuenta que esto es lo que realmente quiero.
No pensé que se haría tan duro marcharme para seguir formándome en la universidad, pero los niños te transmiten tanta felicidad que es imposible no echarles de menos.
Me hicieron algunos regalos, sobre todo dibujos y una pulsera, al igual que yo les regalé un cuadernito pequeño junto con un lápiz en el que me escribieron todos un mensaje muy bonito.
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